miércoles, 6 de febrero de 2008

Carnaval, sin carnaval…pero que carnaval!!!!

Pensando en que historias compartir con los amigos se me vienen a la cabeza varias posibilidades. Por un lado el análisis político desde mi trinchera mas personal, esa que no tengo mas si no llamarla tolerancia; de otro lado se me vienen a la cabeza imágenes de mis viajes por el caribe colombiano, ese caribe del que nos llegan noticias montadas en voces muy lejanas, pero que este que escribe ha tenido el gusto de saborear en toda su plenitud; ah y también se me hace agua la boca por hablar de la percepción que tras el primer mes de alcaldía me deja la Mariamulata y sus fuerzas de mujer con pantalones que a decir verdad aun no me convence. pero bueno, apenas empieza así que dejémosla un tiempo más. Pero que va, entre estos y otros temas que todos saben me apasionan, hay una vivencia de esas no calculadas que se me atravesó en la mitad del camino y que rico fue disfrutarla…

La historia empieza en una de esas promesas echadas al aire pero que jamás se espera cumplir, no por buenas o malas si no por que simplemente no se espera cumplir. El asunto tenia que ver con toros, papayeras, maizenas y mascaras. Para ser mas claros con las fiestas del 20 de enero en Sincelejo y los Carnavales de Barranquilla. Los primeros (…) un imposible familiar pues mi papá cumple y celebra ese día con su santo, y para el segundo, estaba tan lejano que pensé que decirle si al maestro Rubencho, seria dejar un si por ahí a la deriva sin intenciones de rescatarlo del naufragio de palabras de aquel día.

El asunto es como no hay fecha que no llegue, ahí estaba Ruben, en la sala de mi casa con su mochila al hombro y con esa cara radiante en espera de ser enmaizenada, decorada con una sonrisa que le tapaba el rostro, la misma, que seria imperdonable destrozar con un simple: Rubencho yo no voy.

Así que entre correr con informes de ultima hora y guardar en el bolso cualquier vaina para vestirme en los siguientes días. Ahí estábamos apretujados en esa buseta fiestera que al final nos dejó tirados en el borde de Barranquilla, esa que desde ahora para mi responde solo al nombre de Curramba la Bella.

La pasamos bueno, escuchamos vallenatos como locos, esos que la semana pasada no me hubiese imaginado tener tantas ganas de tararear, pero que vaina no me los sabia, y entre pedir a gritos un cancionero pa’ poder unirme al coro infinito de las gentes, igual me emocioné con todo, por que compartir con gente cargada de tanta alegría para derrochar y producir aun mas, es una experiencia que no había vivido en tan grandes cantidades…

El resto de la historia, que la cuenten las imágenes, para que echar tanta carreta y tirármelas de Prologuero. Ahí van en imágenes una breve secuencia de lo ocurrido.







3 comentarios:

  1. Juepa Je!!
    Hey elegante! sencillamente (me permiten la expresión)LA MONDÁ!

    Hey culo e'desorden me hacen recordar los tiempos en que el bando en Cartagena era el bando y se formaba el espeluque. Me dieron ganas etar allá...
    y sírvalo!

    PD.: yo creo que la borrrachera que se pegaron no fue por el ron sino por lo que cocinó Rubén... eso está sospechoso...

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  2. hola
    esta fue una fiesta para recordar, la parte cultural fue muy rica y debo decir que era el màs sobrio del grupo, me gusto mucho compartir estos momentos, y debo anotar que lo mejor de todo fue el sancocho sigo estando invicto

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