sábado, 25 de abril de 2009

Sueños despechados

Quien no ha escuchado aquello de la inocencia de los niños, y como si la frasecita fuera una nube mas en el veraniego firmamento tropical la deja pasar sin asombro ni entusiasmo. Pero a todo madrugada le llega su amanecer, y con él la luz que descubre lo oculto… Resulta que de manera abrupta entendí a que se refiere la dichosa expresión, esta, una de las frases con mas sabiduría y revelación que jamás he tenido la conciencia de conocer.

Antes de entender la frasecita de la manera en que hoy la descubro, pensaba en la inocencia como la ausencia de discernimiento ante los eventos de la vida por parte de las personitas que apenas empiezan a dar atisbos al mundo. ¡Pero no! no es la ausencia de discernimiento, es el por que se da ese discernimiento(...) para agregar dramatismo a mi descubrimiento probablemente tardío, diré: La inocencia de los niños se me fue cayendo lentamente desde hace muchísimos años, pero fue en un tiempo muy preciso, un instante de 365 días llamado 2008, cuando por mi arrebato por salir al mundo a buscar lo que no se me había perdido, se me regalO de golpe la certeza de que en la inocencia en que vivía estaba a salvo de dolores. Porque la perdida de la inocencia, esa que ahora deseo, resultO ser el conocimiento de la inmundicia del ser humano, la construcción de murallas y defensas bélicas que ponemos incluso para con aquellos muy cercanos, es conocer los secretos, las retorcidas verdades de los que nos rodean y peor aún, de nosotros mismos. Ahora esa inocencia perdida carcome cada pensamiento y la lógica ajedrecil que antes destinaba escasamente al campo profesional, y ahora la paranoia de la desinosencia amenaza con invadirme la vida hasta en lo más simple. Vaya si esta es la madurez, que madurez mas podrida. La vida con desconfianzas del mundo adulto, este que apenas hoy empiezo a recorrer es absurda y dolorosa...

Todas las familias felices, el último libro de Carlos Fuentes, es una ventana horripilante a esta verdad de adultos-adúlteros, de niños forzados a ser adultos, de viejos cacrecos que en la senilidad de su memoria desvencijada vuelven a la tranquilidad que da el no saber lo malo que les rodea. Todo lo anterior devanado por la pluma del gran escritor Mexicano que esgrime los argumentos y encadenamientos de manera diáfana-perfecta, del tipo de argumentos que te dejan sin aliento al reconocerte y reconocer el mundo que te rodea en cada verdad que explota en la cara tras cada idea perfectamente hilvanada. No es un libro que recomiendo, por que me regalo algo que no queria, me regalo el tener conciencia de lo podrido que esta el ser humano, me acelero el proceso de descubrirme sin inocencia, me grito con sus historias la bienvenida macabra a La epoca de la desinocencia.

…Ahora, todo conocimiento es una posibilidad que bien utilizada abre puertas, y conocernos aun mas. Conocer al individuo que somos y a los otros, nos deja dos alternativas: resignarnos a lo palpable o lanzarnos a conquistar nuestros demonios y después quien sabe construir la felicidad en la medida de lo posible y a nuestro modo, no al que nos impone la realidad de la inercia humana.

Transforma tu realidad. Gandhi
Pucha era indio el condenado

Alfonso Carlos

sábado, 18 de abril de 2009

Coloombia... que desperdicio de buenas cosas, que avalancha de cosas malas.


Muchachos, recordando las cosas lindas de la colombia que quiero; y entre el divagar en una mañana de sabado soportando la frialdad indecisa de Buenos Aires de mediados de abril... encontré este post casualmente de un argentino que se recorrio buena parte de la geografia norte colombiana en bicicleta, un testimonio de esos que sí queremos de nuestra tierra, de la gente buena hospitalaria, sencilla y de brazos abiertos, no se lo tienen que leer todo, con que aleatoriamente lean uno que otro aparte sabran de que se trata todo el texto. Un abrazo!!

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**Fotografia: Puente de Gambote, Canal del Dique, Bolívar, Colombia [Viaje Nesitelco, ACRP 97]