“Cuando despertó el dinosaurio aún estaba ahí.” Es la brevedad hecha cuento, en la pluma de Augusto Monterroso, un hondureño de cuya historia se apropia León Valencia en la columna publicada el 30/05/08 en EL TIEMPO, haciendo referencia a la permanencia de las condiciones de guerra y crisis institucional en que se maneja la Colombia que tanto duele. “Uribe y las FARC ahí”. Pese a todo barullo por uribeños ligados al paramilitarismo, y Farquistas vencidos, el efecto teflón de uno y otro se mantiene; el uno como representante inobjetable de un establecimiento definido por su sangriento camino al poder y los otros resultado de un desafortunado proceso social indiferentes totales frente al pueblo (que los vió crecer) y complementos ambos en el ciclo vicioso de muerte y pobreza que determinan nuestra patria.
Pero entre tanto concepto publicado en medios de comunicación, tanta idea soltada al viento en esquinas y cocinas sobre guerrillas, políticas y politiqueros, quedamos los millones de colombianos de siempre, los pobres, enredados en apasionamientos tontos que no nos permiten ver que es posible disfrutar de un mejor país. Así que propongo que mejor dejemos en reposo el tema y plantemos salidas amables, inicios de caminos a recorrer que posiblemente nos darán la libertad o fortalecerán las esperanzas de un mejor futuro. En este receso de críticas abogo entonces por los preceptos perdidos de los abuelos, confirmando una vez más que como todo en este mundo no hay novedad en las ideas que creemos recién nacidas de sucesos presentes.
Nos debemos un par de ideas de antes, nos debemos recordándolas en este presente sin ideas.
Nos debemos, tiempo para meditar sobre nuestra realidad, y entender que la vida no puede ser planteada a partir de ideas prefabricadas que otros nos imponen por medio de afanes obtusos que minimizan la importancia de cultivar el criterio individual y sumarlo al comunitario, como origen de la “lucha” digna que en el día a día nos permita construir patria.
Nos debemos, el creer que podemos ser lideres de un nuevo estado, capaces de ayudar al que esta perdido, con el objetivo claro y cierto que el bienestar de todos aquellos que nos rodean, nos garantizaran una existencia de esperanzas ciertas y verdadera libertad a todos.
Una vez más, como diría Luther King. Tengo una ilusión, que el destino de mi sueño sea el mismo destino de tus sueños. Pero ojala, que esos sueños, sea deliciosamente distintos.
Alfonso Carlos Rosales P.
BsA 2008
Como si estuviera en Cartagena
Caricaturas de Betto, tomadas períodico El Espectador
El dinosaurio, cuento breve de Augusto monterroso.